Marcado como territorio de una de las mayores escuelas de Samba de Río de Janeiro, el Morro do Salgueiro, ubicado en el barrio de Tijuca, zonal norte de Río, alberga otras tradiciones culturales de la conexión entre África y Brasil. Este fin de semana (16 y 17 de noviembre), Caxambu do Salgueiro recibe al Jongo da Serrinha para llevar a cabo el proyecto Encontro de Jongueiros, que se desarrolla desde principios de este año con la integración de comunidades jongueiras en todo el territorio nacional.
“El principal objetivo del proyecto es que a futuro exista una rutina periódica de estas visitas para el fortalecimiento político, social y cultural de estas localidades, que cada una tiene sus particularidades dependiendo del contexto en el que viven. Comenzaremos a nivel estatal y en el futuro queremos explorar Brasil y el mundo, llegando a Angola, lugar de origen del Jongo”, dice Ivo Mendes, heredero de la matriarca de la Casa do Jongo, la fallecida Tía María.
El coordinador ejecutivo del Caxambu do Salgueiro, Emerson Menezes, dice que Caxambu es el “abuelo” del samba y que su historia está ligada a la de Morro Tijucano. “Somos uno de los primeros quilombos urbanos de Río, con familias mayoritariamente negras. Tenemos el privilegio de tener antepasados aún vivos como la tía Dorinha, nacida y criada en la comunidad, que hoy tiene 97 años, que cuenta a la nueva generación cómo funcionaba el Caxambu en el pasado, donde los niños ni siquiera podían participar. Es una forma de mantener vivo el Patrimonio Cultural Inmaterial de Río”, concluye.
Además de este debate, también habrá cuentacuentos, un proyecto literario que se incluyó en estas visitas para enriquecer la experiencia ancestral y cultural de niños y jóvenes, realizado por personas mayores, quienes traerán sus conocimientos y los de sus antepasados. para explicar toda la trayectoria cultural desde Jongo hasta nuestros días.
“Este proyecto muestra lo cerca que estamos a pesar de la distancia. Aprender de las experiencias de cada comunidad es lo que nos hace resistir y mantener vibrante la cultura jongueira. Las historias que escuchamos de nuestros mayores nos alientan a continuar nuestra lucha”, concluye Emerson Menezes.